Las chick flicks les cagaron la vida.
Y ahora están atrapadas en una que podría salvarlo o destruirlo todo.

De qué va la peli:
Susana y Elvira deciden hacer un viaje sabático para celebrar sus cuarenta años. Mejores amigas desde siempre, este viaje a la India representa no solo una aventura, sino también la oportunidad de completar juntas una lista de pendientes antes de entrar en esta nueva década de sus vidas.
Dos años después, deben trabajar juntas en la Costa colombiana para organizar el “matri-concierto” del año. Con poco tiempo para planificar el evento perfecto y con una que otra cosita pendiente entre ellas, Susana y Elvira se ven obligadas a enfrentar los fantasmas del pasado.
Esta es una historia sobre el amor que nos salva, la amistad que nos sostiene y los sueños que, a cualquier edad, vale la pena perseguir. Una historia sobre madurar, sobre sortear la vida, y sobre esas amistades que, aunque la vida se complique, siempre encuentran cómo seguir vivas.
Sobre la producción:
Cuando surgió la idea de hacer la película de Susana y Elvira, teníamos algo muy claro: queríamos reencontrarnos con ellas después de que la vida les hubiera pasado por encima. Queríamos verlas a los 40, en ese momento de la vida donde nada es tan estable como se supone que debería ser. Cuando ya parece que las mujeres dejamos de ser visibles porque nuestra existencia ya no es tan atractiva como alguna vez lo fue: “¿Historias de cuarentonas? Nah, qué mamera, ya pa’ qué. Deje así”.
Queríamos hablar también de la amistad, pero no de la que teníamos a los 20: esa de las roomies que la pasaban bomba y creían que todo estaba por venir. Esta vez queríamos explorar una amistad más adulta, atravesada por el tiempo, las frustraciones y los pendientes. Una Susana y una Elvira que, a los 40, aún no logran “chulear” esa checklist de lo que se espera tener resuelto a esta edad.
Nuestra visión fue siempre clara: hacer una chick flick en toda regla, pero colombiana. Porque las comedias románticas no solo ocurren en Nueva York. También pasan aquí, entre nuestras calles, nuestro caos, con nuestros acentos, contradicciones y formas particulares de querer.
El camino no fue fácil: tres años laaaargos buscando cómo hacerla realidad, muchos momentos en que quisimos tirar la toalla, un año de escritura, meses de preproducción y un rodaje intenso entre Bogotá y la Costa colombiana. Púlsar Studios y Jaguar Bite se unieron para hacerla realidad, reuniendo un equipo talentosísimo de 250 personas que juntos lograron hacer lo que esperamos sea la chick flick más emblemática hecha en Colombia.
Ah, y dato curioso que nos llena de orgullo: el equipo está mayoritariamente liderado por mujeres. Porque si esta es una historia de mujeres para mujeres (aunque no exclusivamente porque también los queremos a ustedes ahí, queridos hombres), necesitábamos ese poder y esa mirada femenina detrás de cámara.
